lunes, 19 de enero de 2009

El fin de los días

No, no voy a hablar de la película milenarista de Gobernator, aunque el otro día la viera terminar en Cuatro.

Ni tampoco de que acaba la época popular de Rajoy, a pesar de lo cutre que pueda llegar a parecer su particular Yes we can, aunque nos lo cuente una bloger en su Diario de una principiante.

Y es que del Yes we can voy a hablar, o lo que es lo mismo, la despedida en la Casa Blanca. No, tampoco que por fin se haya ido el nefasto Calderón del Madrid, sino de la otra Casa Blanca.

En apenas unas horas estaremos a 20 de enero de 2009, el día en el que Bush dejará de ser presidente de, como él mismo lo ha definido, "su maravilloso país". Es el fin de los días del político más criticado del siglo XXI, el más vilipendiado, criticado e insultado, pero que muchos olvidan que hace menos de 8 años contaba con más de un 80 % de popularidad, más de la que hoy tiene su sucesor, que no alcanza esta cifra.

Y eso a pesar de la Obamamanía, eso movimiento global que, a falta de otras figuras que mostrarnos, se nos ha puesto como la solución a los males del mundo, el ídolo de masas, el político del siglo XXI, el nuevo libertador, el sueño americano hecho carne.

Y es que el marketing hace milagros, y si además tienes a decenas de actores, cantantes y famosetes detrás, pues mucho mejor.

Ahora queda que cumpla con las espectativas que ha generado, porque mucho es lo que se espera de él y poco puede que sea el margen de maniobra que va a tener en su trabajo.

La gente espera el fín de los días de Guantanamo, del conflícto palestino-islaelí, de la crisis económica. Muchos también esperan el fín de los días de las guerras en Irak y Afganistán, que a pesar de vencer a los gobiernos del eje del mal, no ha conseguido acabar con el terrorismo totalmente.

La gente recordará a Bush por ser el presidente de la foto de las Azores (que tuvo que encabezar ante la inoperancia de la ONU), de las torturas en Abu Ghraib, del Katrina, de los prisioneros en Guantánamo, del 11-S.

Pero es que no podemos entender su mandato, para el que fue reelegido por sus conciudadanos (más allá de la disputa de las papeletas de Florida), sin analizar el mayor ataque terrorista que ha sufrido Estados Unidos. Un ataque en los corazones de sus ejes políticos (WH), económicos (WTC) y de inteligencia (Pentágono), que los americanos entendieron como un ataque a sus propios corazones, y tras el que se pusieron detrás de su presidente, todos a una, para apoyar las medidas que decidiera.

Eso es lo que nos falta en nuestro país. Aquí ante una situación como fue el 11M, nos dedicamos a intoxicar y a intentar acabar con el Gobierno. Ellos, sin fisuras, mostraron que los Estados Unidos es una nación fuerte, que se levanta de sus caidas, que sabe unirse cuando tiene que hacerlo, como ha sido ahora para mostrar su esperanza ante el nuevo presidente.

Mañana, a varios grados bajo cero, en la explanada donde cientos de miles de personas escucharon a Martin Luther King proclamar que "él tenía un sueño", la misma explanada donde ayer otros tantos acompañaron a la familia de Obama a los sones de Beyonce, Bono o Bruce Springsteen, los americanos vivirán un nuevo Dia de la Inauguración, verán el nuevo Cadillac Presidencial, llamado "la diligencia", donde Obama comenzará su mandato.

Han dicho que "en America todo es posible", y parece que día a día lo vamos viendo.

Aunque mientras esperamos el "Yes we can", yo me sigo quedando con el "podemos".



1 comentario:

supersalvajuan dijo...

¿Es que no ha ganado Abraham Lincoln? Vaya desilusión.