sábado, 18 de abril de 2009

La noche más mediterránea

Ha llegado el momento, una vez más. Después de más de dos semanas de Fiestas de Primavera, Murcia cierra sus días más grandes con una fiesta centenaría e internacional. El Entierro de la Sardina, que con la quema final, cierra estos días de música y sonrisas, de pitos y pañuelos, de alegría e ilusión.

Quema que cierra unas fiestas marcadas por la crisis, que ha mermado el esplendor de años anteriores y la cantidad de participantes, pero que no ha podido dejar en sus casas a los murcianos, que sienten la fiesta sardinera como algo suyo.

El lunes ya se encendían los motores con la Pitocrónica, protagonizada por un excelente Miguel Massoti, citando a Díaz Cassou y a Martinez Tornel en su recorrido por este año sardinero.

El martes quedó para el bando, "fiesta" que merece una entrada aparte, pero que año a año va a peor y que no muestra síntomas de recuperación como día de convivencia de los murcianos en nuestra ciudad.

Después del miércoles del Desfile Murcia en Primavera, el jueves se celebró la llegada de la Sardina, que también afectada por la crisis, no salió de ningún municipio, sino que se desplazó en coche (antiguo, eso sí) desde nuestro querido pueblo vecino de Nonduermas.

Y ayer la Sardina leyó su testamento, uno de los más cargados de política de los últimos años, pero que volvió a hacer vibrar al son del himno sardinero y del himno de nuestra ciudad.

Ahora, al desfile, a disfrutar de una fiesta que congrega a cientos de miles de personas, y a contemplar como las llamas acaban con un catafalco que nos hace dejar en la espera todo un año hasta volver a ver como un pito y una espada pueden ser un tesoro.

Y como dijo el Pitocronista

¡Viva el Entierro de la Sardina!
Y lo demás, ¡me importa un pito!